Personajes: los que
ven. Si alguno de ustedes ve alguno más, póngase en contacto de inmediato con
un servidor.
Decorado: el de la
foto. Está claro que nunca seré un buen novelista descriptivo.
La acción en la
actualidad y en Madrid, cerca de la Puerta de Toledo, según se entra a mano
derecha.
Doctor.-Veamos...(Una
pausa de media hora).- Empiece por contarme qué es aquello que tanto le turba y
no le permite pegar ojo por las noches.
Paciente.-Mi mujer.
Doctor.- ¿Es que ronca?
Paciente.-No, es que no
la soporto.
Doctor.-No es motivo
suficiente para que usted tenga esta depresión tan fuerte.
Paciente.-Si usted la
conociese...
Doctor.-Me da igual; el
doctor soy yo y, por lo tanto, yo digo cuál es la causa de su mal.
Paciente.-¡Faltaría
más!
Doctor.-No duerme bien,
no come, se pasa el día triste, taciturno y melancólico y el trato con los de
su especie le pone de un humor terrible... No me cabe la menor duda, usted
necesita un cambio de aires.
Paciente.-Doctor...
Doctor.-¿Sí?
Paciente.-Tengo sed.
Doctor.- (Tarareando el
célebre tango “Cuidado con las rusas”).- Es usted un ser primario que solo se
preocupa de satisfacer sus necesidades más imperiosas. ¡Céntrese, caballero!
Paciente
(Suplicante).-Pero es que tengo...
Doctor.- ¡A callarse!
¿Qué opina usted del método cartesiano?
Paciente.-No sé de lo
que me habla.
Doctor.- (Tomando notas
en su cuadernillo).-Interesante. Usted, pollo, no conoce el método cartesiano.
Bien, ¿y qué me dice del concepto de verdad en Kant?
Paciente.-No sé quién
es ese señor, pero si le sirve de consuelo yo digo siempre la verdad.
Doctor.-Me parece una
desfachatez por su parte. Con la verdad no se va a ningún sitio. ¡Mienta usted,
hombre de Dios! Cuénteme su vida y espero que todo lo que me cuenta sea
mentira.
Paciente.- (Estupefacto).-Si es su deseo... Bien, mi padre era cazador en la África
misteriosa y mi madre era dos años más joven que yo. Ella murió y mi padre se
tuvo que encargar de mí, por lo que me llevó por toda África. Me amantaron
cocodrilos, chacales, hienas, leones y elefantes e hice mi primera comunión en
una aldea Watusi. ¿Voy bien, doctor?
Doctor.-Estupendamente.
Siga usted, pollo.
Paciente.-A los diez
años cansado de vagar por África cazando con mi padre me vine para Europa y me
hice dentista.
Doctor.-¿Le fue bien el
negocio?
Paciente.-De maravilla.
A los dos meses ya tenía un capitalito en el banco de cincuenta millones de
pesetas.
Doctor.-¡Bárbaro! Pero
siga usted, pollo.
Paciente.-Bueno, no hay
mucho más que contar. A los doce me casé con mi actual esposa. Tuvimos tres
hijos y una mula y nos fuimos a vivir a Galapagar.
Doctor.-¿Una mula?
Paciente.-Sí. La madre
de ella.
Doctor.-Entiendo... Bien,
es usted un gran mentiroso. Le auguro un gran futuro como político o como
pescador de ostras en Ceilán.
Paciente.-Me abruma
usted.
Doctor.-No diga usted
bobadas, joven.
Paciente.-¡Cuá, cuá!
Doctor, creo que me empiezo a poner nervioso y triste.
Doctor.-Entonces es el
momento de hablar de cosas serias. Cuénteme su última pesadilla.
Paciente.-Fue anoche.
Soñé con Mario Vaquerizo.
Doctor.-¡Qué horror!
¿Qué hacía?
Paciente.-Entraba en mi
cocina y se freía unos huevos fritos con patatas.
Doctor.-¡Qué idiotez tan exquisita!
Paciente.- Doctor, creo
que empiezo a poner nervioso y triste.
Doctor.-Entonces es
el momento de hablar de cosas serias. Cuénteme su última pesadilla.
Paciente.-Mariano Rajoy
era un minotauro y Pablo Iglesias un basilisco.
Doctor.-¿Qué cenó esa
noche?
Paciente.-¡Mollejas!
Doctor.- Entiendo...
Paciente.-¡Abd del
Krim!
Doctor.-¿Cómo?
Paciente.-Que acabo de
ver a Abd del Krim paseándose por su salón.
Doctor.-¡Imposible! Le
habrá usted confundido con Carlomagno.