De
Encarna López (veinte años, según dice ella) a Luis Martín (treinta años pasados
sin pena ni gloria).
“So
fiera de la manigua: Que sea la última vez, repito, la última, que me dejas
plantada, so cafre. ¿Te parece bonito? Dos horas sentada en un banco esperando a
que su señoría se dignase a venir. Si ya me decía mi difunto padre que me
estaba ennoviando con un paquebote con cara de ajo.
¿Y
esta vez por qué nos has venido? ¿Otra vez te han querido secuestrar al salir
de casa? Claro, eres tan estupendo que todo el mundo te quiere secuestrar para
sentarte en su salón y contemplarte todo el día. Landrú, no eres más que un
Landrú. Chato, ya estoy más que harta de tus desplantes. Mamá, que ahora mismo
está haciendo una ensalada de pepinos, dice que te deje, que con lo bien
plantada y trabajadora que soy no me van a faltar pretendientes. Y yo te
dejaría ahora mismo, pero te quiero, oyes, te quiero, y tú me dirás cómo dejo
yo ahora alguien al que quiero con locura.
Luisito
mío, anda, no me seas malo. Yo te perdono que te vayas por ahí con los amigos a
esas timbas de bacarrá y que te vayas todos los domingos al fútbol y me dejes en
casa en plan ostrícola sin salir, pero que me dejes plantada los jueves por la
tarde, que sabes que libro y quiero pasar la tarde contigo, no tiene nombre. Menudo
pitorreo se traen Fernandita y Pitu. Si hasta dicen que me la pegas con otra.
Pero yo sé que no es así, porque ¿quién iba a quererte a ti más que yo? Además,
hijo, que aunque seas mi novio tienes muy mala facha y vistes unos trajes que
te quedan grandes. Por no decir lo que bizqueas del ojo izquierdo y lo que
tartamudeas. Y que no me enterase yo que me engañas con una, porque entonces
iba a haber un Dos de Mayo otra vez en Madrid.
Bueno,
chatín, que va a empezar la novela en la radio y no me la quiero perder. Que el
domingo es el cumpleaños de mi hermano Pedrito, el menos listo de todos, y
estás invitado. Este domingo no hay fútbol, así que no tienes excusa. Además,
mamá hará carcamusas, que te vuelven loco. Te esperamos entonces.
Te
quiere hasta la extenuación tu
Encarni.
Mi muy estimado Albert Lugosi, ¿es usted pariente directo de José Luis Dibildos o su ánima le ha poseído sin que usted fuera (o fuese) consciente de ello en noches claras de plenilunio. Piénselo y no se olvide tomar sus Juanolas antes de acudir a sus clases de esgrima.
ResponderEliminarEsgrima y equitación, jajaja.
EliminarY es posible que se haya apoderado de mí su espíritu y el de tantos otros que se me presentan en casa por las noches y se fríen hasta huevos y patatas en la cocina.