Interior de un almacén
de productos de importación. Al fondo, una puerta y varias cajas de madera en
las que se lee: Porcelanas Schaboory. En la izquierda de la escena, una
escalera que sube hasta una oficina en un altillo. En la derecha, una mesa y
dos sillas. Sobre la mesa hay dos botellas de vodka y dos vasos medio llenos.
Además, hay un cenicero con un cigarro encendido. Para concluir, en la pared de
la derecha hay una enorme foto de Rocky Marciano. Es de noche, a las doce.
Al levantarse el telón,
en escena Harry y Annie escondidos tras unas cajas. Harry es un detective
privado, muy alto y bien parecido, aunque rematadamente tonto. Tiene
aproximadamente treinta y dos años, tres meses y dos días. Viste un traje
italiano que todavía no ha pagado a su sastre, una gabardina gris, se cubre la
cabeza con un sombrero y en la mano lleva una pistola bien mona. Annie tiene
veinticinco años recién cumplidos y unas piernas que quitan el hipo. Es la
secretaria de Harry y tiene una inteligencia regular. Es muy bonita, aunque
algo bizca. Como habrán adivinado, él hace el amor con ella todos los sábados.
Annie.-Harry, son las
doce de la noche y mañana tengo que madrugar, ¿por qué me has traído con tanta
precipitación a este almacén del puerto?
Harry.-Porque es aquí
donde Tommy Pinkerton organiza sus tropelías con su banda. Sé de buena tinta
que esta noche vendrá aquí y esta vez no podrá escapar.
Annie.-Llevas cinco
años detrás de él. Tommy Pinkerton es más escurridizo que una pastilla de
jabón.
Harry.-Hoy asistirás a
su final wagneriano. Él o sus hombres están aquí, quizá arriba en la oficina.
¿No ves los vasos medio llenos y el cigarro?
Annie.-Pueden ser de
marineros o de trabajadores del puerto.
Harry.-Son de
Pinkerton. Evans, mi confidente, me dio el chivatazo.
Annie.-¿Evans? ¿Ese
tipo con catarro crónico y que siempre lleva calcetines grises? Ese hombre no
podría decir ni dónde está su casa.
Harry.-Nunca me ha
fallado. Fue Evans quien me dijo el lugar en el que se encontraba el cadáver descuartizado
de Rosie Harris, la hija del senador Harris, el inventor de los cacahuetes
pelados.
Annie.-¡Acabáramos! Te
lo dijo después de haberlo leído en los periódicos y aun así tú le diste cien
pavos por decirte que estaba very death en la habitación de un motel. A veces
pienso que eres…
Harry.-¿Qué soy qué? No
insinuarás que piensas que soy…
Annie.-Sí. Pienso que
eres un poco…
(Alguien detrás de unas
cajas dice: “¿Un poco qué?”).
Harry y
Annie.-(Sobresaltados) ¿Quién anda ahí?
Evans.-Soy yo, Evans.
Annie.-¿Evans?
Harry.-¿Evans?
Evans.-Evans.
Harry.-¿Qué demonios
haces aquí?
Evans.-Sabía que esta noche
saldrías en busca de aventuras y como a mí el peligro me parece como un veraneo
en California y es un reactivo para mi organismo, decidí seguiros.
Annie.-¿Has traído
pistola? Igual hay jaleo.
Evans.-No, pero me he
llenado los bolsillos de piedras por si había pelea.
Annie.-Eres más tonto
de lo que aparentas.
Evans. Oye, Harry, ¿por
qué le caigo tan mal a tu novia?
Harry.-No es mi novia.
Solo trabaja para mí.
Annie.-¿Así que solo
trabajo para ti? ¿No te referirás con eso a lo que te hago los sábados por la
noche en mi casa?
Evans.-Oye, Harry,
cuenta, ¿qué te hace la rubia los sábados por la noche en su casa?
Harry.-Dejadme en paz
los dos. Hemos venido aquí a trabajar.
Annie.-¿Entonces no soy
tu novia, so Landrú?
Harry.-Lo hablaremos
mañana en mi despacho.
Annie.-(Señalando a la
puerta) Si salimos vivos de esta noche.
(Por la puerta entra
Pinkerton acompañado por tres orangutanes con sombreros y gabardinas. Ninguno
se ha escapado del zoo, pero sí de la cárcel varias veces).
(Continuará…)
¡Jo, jo, jo! ¿Y todo eso te surge de una simple foto? Eres un genio. Me quito el cuero cabelludo ante su excelencia al elaborar situaciones finas, monsieur...
ResponderEliminarNo te quites el cuero cabelludo, que ya tenemos una edad y no podemos ir desperdiciando el poco pelo que nos va quedando, ja, ja, ja.
ResponderEliminar¿Para cuándo un recopilatorio en papel (de ésos que se puede leer mientras uno defeca plácimente sobre el Trono) de sus sainetes de eternidad cierta?
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